Cuando conoces a Óscar (Coge3), lo primero que te llama la atención es su sonrisa. Es una de esas sonrisas de las de verdad. Después te fijas en sus ojos, también risueños. Todo él es un niño grande. Y entiéndase esto como el mayor de los halagos. Óscar es un niño porque habla con la ilusión inocente y auténtica de quien cree que un mundo mejor es posible. Y no se limita a creerlo, sino que lucha por ello. Pero Óscar es un niño sabio: es consciente de que no puede cambiar el mundo a lo grande. Él sabe que primero tiene que cambiar su entorno.
Óscar ama el surf y el kitesurf pero, por encima de todo, ama el mar. Adora pasear por la playa y también por el monte con su perro Pampi (por la Pampillosa, su ola) y, por eso, no comprende llegar a la playa, a sus queridas playas de Mariña de Lugo y Ferrolterra, y encontrar botellas, latas, bolsas, colillas, etc. tiradas en la arena. También se enfada a rabiar cuando sale a por setas pero “siempre vuelvo a casa con más mierda que he tenido que recoger porque estaba ahí tirada, que hongos o boletus!”.
En su infantil inocencia, Óscar sabía que había que hacer algo. Pero Óscar, el adulto topógrafo, sabía que no podía matar a Goliat de una pedrada. Por eso hace 6 años decidió arrancar su proyecto Coge3. No pretendía llevar a cabo grandes acciones mediáticas, ni pedir dinero: “nos negamos en rotundo a pedir subvenciones. Esto es algo para nosotros, para nuestros hijos, para nuestro planeta”. Proponía algo tan sencillo como que cada uno de nosotros, los que vivimos, surfeamos, nos bañamos, tomamos el sol, o simplemente paseamos por la playa, recojamos tres piezas de basura cada vez que regresemos a casa. Y lo mismo en el monte. “Se trata de convertir este gesto tan sencillo en algo natural, en un hábito que forme parte de nuestras vidas”. El objetivo que persigue Óscar es convertir nuestro mundo un entorno más saludable.
Tras contarte todo esto con una pasión conmovedora, súbitamente, cambia el gesto. Su voz se torna grave y se endurece, no sin dejar escapar matices de gran tristeza. El niño pequeño saca su ira. No entiende por qué hay surfistas que dejan residuos tras de sí, o por qué hay “montañeros” que dejan basura en el monte. Y entonces, con rabia, reconoce que se equivocó al intentar concienciar a la comunidad surfista y kiter. Y añade:
“¡si no respetas la naturaleza, no mereces surfear esa ola!”.
Por eso decidió enfocar sus esfuerzos en educar y formar a los niños, a los pequeños que, como él, se entristecen cuando los castillos de arena que hacen a la orilla del mar están llenos de colillas, o una ola arrastra una bolsa de plástico hasta su toalla. Coge3 empezó entonces a dar charlas en más de 150 colegios y a realizar acciones de limpieza con los centros educativos: “lo más importante es concienciar y educar. Nos estamos cargando la materia prima del planeta y es por pura comodidad. Lo que pretendo con cada acción o charla en los colegios, es que después, ese niño reduzca el uso masivo de plásticos, y lo transmita en su casa. Los niños son el motor del cambio”.
Reducir el uso masivo de plásticos: El quid de la cuestión. Óscar vuelve a hablar con entusiasmo. Lo tiene muy claro: “¡Por supuesto que hay que reciclar, pero la clave es reducir el consumo y reutilizar! Yo no estoy en contra del uso del plástico, pero es de lógica que tenemos que practicar un consumo responsable. ¡Esto es insostenible!”.
Tratando de inculcar y concienciar a los pequeños, Coge3 pasó varios años pagando de su bolsillo cada visita a cada colegio, por muy lejos de Galicia que estuviera, movido por su inmensa voluntad de cambiar las cosas. Es cierto que siempre ha contado con el apoyo de empresas como Sogama y Agua Km0, “lo que hace que podamos realizar más acciones, por lo que, en parte, esa sonrisa que a veces tengo es gracias a ellos”.
Pero Óscar se fue desgastando, “llegué a un punto en que no podía más, no veía compromisos serios, estuve a punto de mandarlo todo a la mierda, estaba muy quemado. Llevo diez años en esto, y te jode que nada cambia”. Y bajando la mirada tímidamente reconoce que, muchas veces, ha llorado “lágrimas de rabia”.
Afortunadamente, con las esperanzas y los ánimos desvanecidos y a punto de tirar la toalla, sucedieron dos cosas.
Por una parte, descubrió a Dave Hakkens, de Precious Plastic. Es un diseñador holandés también preocupado por el consumo excesivo y los residuos de generamos, principalmente en lo que al plástico se refiere. Dave había diseñado un sistema muy sencillo para reciclar el plástico en nuestras casas. “Se trata de una máquina trituradora que reduce cualquier objeto de plástico en pequeñas escamas, y otra máquina extrusora que convierte esas escamas en hilos de plástico o en nuevos objetos. Se puede hacer prácticamente cualquier cosa que imagines, como por ejemplo, quillas para las tablas! Como yo soy ingeniero, pude fabricar mis propias máquinas: se podrían comprar por unos 1.800 €, pero nosotros las fabricamos con lo que sacamos de la chatarrería”.
Y para completar esta alineación planetaria, apareció Laura. Laura es una profesora del colegio CPI Atios de Valdoviño. Conocía a Óscar ya que habían colaborado con Coge3 anteriormente. “Laura es un ser excepcional. Yo estaba perdido hasta que ella me motivó”, y añade:
“Laura va a provocar un cambio muy gordo, tiene fe en lo que hace y en los niños como motor de cambio.”
Y así es como Óscar recuperó la ilusión, simplemente porque para él “sólo por ver sus caras y sus miradas todo vale la pena!”. El CPI Atios ya aplicaba la robótica en sus métodos de enseñanza, por lo que no resultó complicado empezar a trabajar con la máquina de Coge3. Comenzaron a crear nuevos objetos “sólo con la mierda que sacábamos del mar”. Le preguntamos entonces si se ha planteado vender algunos de los objetos que fabrica, u ofrecer su máquina a empresas o negocios para obtener algún beneficio económico o, al menos, recuperar lo invertido. Apenas nos deja acabar la frase: “¡No, de ninguna manera! No busco la viabilidad económica, sino una solución a este terrorífico problema que tenemos. ¡Y nuestra felicidad no puede estar supeditada al dinero!”.
Ahora Óscar vuelve a tener esa sonrisa sincera y esos ojillos risueños del principio. Ha recuperado la esperanza. Cree firmemente que un día, los alumnos de Laura, podrán surfear en aguas limpias, y podrán ir a por setas sin volver con las cestas llenas de basura.
Desde Surgere Magazine, os invitamos a conocer más acerca de Óscar y del proyecto Coge 3. ¡Vosotros también podéis hacer mucho por vuestro entorno!
Facebook: Coge 3 / Instagram: @Coge3
Por Helga Molinero / Twitter: @HelgaMolinero
1 comentario